Homenaje a «La lluvia» Borges,
siguiendo una pauta rilkiana.
Guardo en el pecho un niño abandonado
asomado a una tarde silenciosa,
una infantil mirada temblorosa
tras un cristal de lluvia que he ocultado.
Escribo cuanto él nunca ha llorado,
es el silencio de su voz lluviosa
una cronología misteriosa
en la que las palabras no han entrado.
Me habita el corazón y sus eriales,
vive acodado a los barandales
de mi existencia suya prisionera,
que de tanto esperar no espera nada,
mas sé que sueña cada madrugada
y que en sueños espera aunque no quiera.
ME GUSTA
Me gustaLe gusta a 1 persona
Gracias, Pippo.
Me gustaLe gusta a 1 persona
Precioso Fer… precioso.
Me gustaLe gusta a 1 persona
Gracias, Elia, me alegro de que te haya dicho algo.
Me gustaLe gusta a 1 persona