Ha muerto Chiquito de la Calzada, así se conocía a Gregorio Esteban Sánchez Fernández, el hombre que encarna -de noche- la incomunicación de los españoles en el extranjero, el fingimiento y la perenne libidinosidad.
Chiquito era un estereotipo de carne y hueso, el reflejo del alma de un español, al verlo nos sentíamos identificados y perplejos, nos hacía reír porque nos convertía en extranjeros de nosotros mismos, así se nos ve desde fuera. El español es bajito -chiquito-, se deja patillas, se viste y se peina de manera diferente, habla a gritos, no entiende lo que le dicen, es un fingidor y está salido. Chiquito de la Calzada probó fortuna en los tablaos japoneses, no es broma. Imagínense a un hombre incomunicado durante años, cantando flamenco ante un público frío y anodino.
Esa es la trágica etimología de muchos de los neologismos que introdujo en el castellano: fistro (first), ¿te das cuen? (do you understand?), jarl (hard, hard to do), grijander (three hundred), jandemor (hundred or more) jander monder nauer (hundred more an hour), torpedo (torpedo: he torpedoed our plans, eso dice wordreference), acandemor (I can´t anymore), Lucas (look at, look as), a pete can (its a pity but we can´t); las derivaciones semánticas, por su parte, provienen de la incomprensión, las excusas, la absurdidad televisiva importada o de los altercados, por lo general son voces de origen español a las que, si la palabra termina en erre, se le añade un resto fonológico asiático o, en su defecto, se modifican al aplicarles un morfema derivativo: ¿Cómorl?, quietorl, muy marl, norl, sexuarl, no puedo no puedo (con una mano en las lumbares), pecadorl de la pradera (La casa de la pradera), siete caballos vienen de Bonanza (Bonanza), al ataquerl, me cago en mis muelas (eufemismo de muertos), por la gloria de mi madre -o de mi padre- (para denotar enfado o sorpresa), hasta luego Lucas (la aliteración es de posible origen bíblico, por ejemplo, cuando alguien se marcha de una iglesia antes de que termine la misa y el pasaje fuera del evangelista Lucas), la caída (o caidita) de Roma (eufemismo de origen histórico para el acto sexual), guarrerida española después de las comidas (modificación eufemística, jarl, de guarrería), yo no te digo trigo por no llamarte Rodrigo (para enfadarse, modificación de la frase hecha con el nombre de Diego), cobarde (insulto inofensivo entre personajes de sus chistes), fistro diodenal (de la incomprensión que provocaba en él el término úlcera gastroduodenal, palabra que estuvo de moda en los años noventa al final de los anuncios farmacéuticos de los medicamentos que podían provocarla, se sustituye, por proximidad fonológica, gastro por fistro; le vendría bien porque terminaba además en ele), diodeno (cualquier parte del cuerpo que nadie que no sea médico sabe cómo se llama o que el público ya supiera a lo que se refería pero que tuviera gracia sustuirlo), lago negro lago blanco (se puede utilizar de camino a cualquier sitio, proviene de una canción del cantante conocido como Basilio llamada «Cisne cuello negro»), ese pedaso de + sustantivo (como aumentativo para referirse a cualquier objeto o profesión), uno que va (para cualquier presentación de personaje).
Chiquito de la Calzada fue, además, un gran creador de parangones como «trabajar menos que el sastre de tarzán», «tener más sueño que el chófer de Drácula», «andar más que un cartero en Barcelona» o «tener más hambre que Tiburón 2 en una carnicería».
La mayor lección que dio a los humoristas y, por qué no, a los que se dedican a contar cualquier historia, ya sea un cuento, una novela o un chiste, es que lo que menos importa a la hora de relatar es qué historia cuentas, sino cómo la cuentas, la voz que tienes y la voz que pones: el estilo.
Ya que se habla estos días de la reforma de la Constitución, propondría que Chiquito tuviera un emblema en el escudo constitucional, caso de que lo hubiere no se merece menos, o derivaría la palabra ultra del lema «plus ultra» y la dejaría en «ultrarl» o quizá hubiera que sustituirla por «jarl»: «PLUS JARL». Podríamos cambiar el nombre al país y llamarnos Chiquitistán, por supuesto, Barbate sería la capital del país. Nos iría mejor, cobardes.
Excelente homenaje. Tu prosa espontánea, fresca y concisa ha tallado un retablo simpático de un pequeño grande, o lo que es lo mismo, de un artista. ¿Te das cuen…? Gracias.
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Uno que va… y comenta ese pedaso de fistro entrada diodenal y le dise al otro:
-Cobarde, tu prosa es espontánea, fresca y concisa.
-¿Cómorl? ¡Jarl! Por la gloria de mi madre, qué dise este hombre… Está muy marl la cosa. Este hombre lee menos que la niñera de Belén Esteban.
-Ha tallado usted un retablo simpático de un pequeño fistro grande, de un artista. ¿Te das cuen…?
-¡Jarl!
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Quería decir que has sido muy generoso con los adjetivos y que gracias por leer y por comentar; pero me ha poseído el espíritu de Chiquito, no puedo, no puedo…
¡Un saludo!
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