Nadie sabe muy bien qué pasa porque lo importante es contarlo rápido; las reacciones son más relevantes que los hechos, la sentimentalidad se ha impuesto a la razón: las sensibilidades se han herido para siempre. El daño ha sido irreparable, no quedan días en el calendario para celebrar tanta derrota, tantos días mundiales de causas justas y enfermedades por curar. Dar visibilidad y concienciar, entre anuncios de alarmas y aseguradoras, es más importante que solucionar los problemas. Las parejas, las que quedan todavía, discuten con prisa por volver a mirar el móvil utilizando la falacia del espantapájaros y, lo que es más extraño todavía, sin saberlo. Todo es injusto excepto la búsqueda del éxito, la monetización de la existencia, el mundo se ha convertido en un casting de multiorgásmicos, en una teletienda, la humanidad vive acodada a la barra de un bar, orgullosa y victimista. Los ecologistas hacen yoga en el avión de bajo coste, todo el mundo quiere ver el mundo, nadie quiere ver a nadie. Han decidido llamarlo posverdad.
5 comentarios en “Epítome”
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Reblogueó esto en Donde están las luces…y comentado:
Excelente reflexión… triste verdad.
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Gracias por leer, Elia, y, sobre todo, por rebloguear la entrada. Tuve una breve epifanía de desencanto.
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Gracias a ti. Todos los sentimientos son válidos a la hora de escribir. Saludos!
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Qué razón tienes, qué razón…y es que vaya realidad nos está tocando vivir.
En esta reflexión has dicho lo que mucha gente no quiere escuchar.
Muy buena reflexión;
¡nos leemos!
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Gracias por tus palabras, «Sir Shan». Me ha parecido siempre genial esa expresión de hartazgo, de fastidio o de imposibilidad que has utilizado: la realidad que nos está tocando vivir. A mí, sin embargo, me ha tocado la lotería con los lectores de este tintero y vuestros ánimos, perdón de antemano por la cursilería -pero es así-, me tocan el corazón.
Un abrazo.
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