Me hice jardinero, explicaba el anciano en las páginas de aquel libro cerrado, porque donde otros veían las flores y se admiraban de la belleza de sus formas, de sus colores o de sus fragancias, yo encontraba enigmático que hasta el más frondoso y ubérrimo de los jardines cupiera en un pequeño puñado de semillas.
Después de muchos años comprendí el misterio, decía al tiempo que depositaba unas semillas de violeta en la palma de la mano de todo aquel que leyera sus palabras, ahora te toca a ti resolverlo.
Los libros como los ancianos, nos aportan sabiduría y conocimientos, pero hay que saber leer y hay que saber escuchar. Entre todos podemos hacer grandes cosas. Un abrazo.
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Siempre que veo un libro cerrado en un anaquel, me imagino la historia que contiene, si es que no lo he leído. El anciano sabe que las flores lo único que buscan es volver a ser semillas, como el anciano.
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Volver al origen… precioso pero triste.
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BUENISIMO
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Muchas gracias, Pippo, siempre tan generoso.
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Precioso, enternecedor. Mil besos 😘
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Mil gracias por el comentario, Ana.
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Interesante, es nuestra simple esencia 👍❣️
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Gracias por tu lectura y el comentario, Nicki.
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