El conjeturador del vacío

Frente al espejo tratas de decirle a ese que no eres tú y que soy yo, que si quisieras, sólo con pensarlo, podrías alcanzar a ser cuanto yo he sido.
Mis palabras horadan el silencio que formas; aún recuerdo aquella sala llena de la que nunca te he hablado, el rojo inolvidable de aquel mes de noviembre, la niebla rota hendiendo los cristales, el hemistiquio oscuro sobre el horizonte.

Frente al espejo imaginas a un hombre de ceniza y le sonríes. Conjeturas el vacío que ansías infligirle. Recopilas uno a uno sus defectos, sismólogo de su quimérica desolación.

Frente al espejo no hay nadie si eres tú quien se ha puesto delante y, si quisieras, sólo con pensarlo, tampoco.