Quiero decir


Quiero decir
Me han dicho que se ha muerto Pedro Atienza,
me lo ha dicho mi hermano, Alejandro Palacios, por teléfono.
Y yo he visto su voz recitando a Vallejo:
«Hay golpes en la vida, tan fuertes…»
y he notado su mano sobre mi hombro,
le he vuelto a ver mesándose la barba
y la ciudad desierta de su sombra,
quiero decir,
la orfandad de las calles de Alcalá de Henares
en las que ya jamás podré encontrármelo,
ni yo, ni nadie,
quiero decir pero me sale espuma.
Me sangra el pelo, Pedro, cuantitativamente,
quiero decir,
que a miles de kilómetros de ti y de España
le hablaba de camino a casa a Dostoyevski (Abraham González)
la semana pasada
de las ganas que tengo de verte
y de que nadie escribe como tú.
(Lo mismo ha dicho hoy, 21 de diciembre de 2014,
mi hermano antes de colgar con la voz rota,
nadie escribía como tú).
Me han dicho que se ha muerto Pedro Atienza,
yo digo,
ha muerto un poco más el castellano,
el bronce de Quevedo y la lluvia que sin duda
sucede en el pasado.
Ha muerto Pedro Atienza, eso me han dicho,
premonitorio y solitario
sin aguacero y sin París.
Quiero decir,
se ha ido con su amigo Pepe Hierro.
Quiero decir
que en este país, con la tristeza con la que lo decía Larra,
todo está en manos de los más inútiles
y la existencia es siempre póstuma.
Te has ido, Pedro, aunque te quedas
partida el alma lloro y con el alma ajena,
quiero decir,
eso que llaman en el mundo ausencia.