«El mar y nada más»
Luis Cernuda
A un enamorado
Una palabra encierra todo,
un cuerpo y una voz, una mirada,
un presente infinito como el cielo,
una inmensa presencia como el mar.
Abrir el pensamiento como un libro
en el que sólo están escritos vuestros nombres,
el contorno o el trazo de la vida que evocan.
Latir con un motivo,
tener o ser una razón
que permita habitaros
en esta tierra y este tiempo,
y os haga vuestros.
Y sin embargo lo destruyes todo
como fuego,
ardes buscando la ceniza, desapareces,
buscas reconocerte en la ceniza
que formas con tu propio olvido,
como si al destruiros de antemano
os contuviera el tiempo para siempre.
Sólo por lo que encierra una palabra,
todo puede encerrarlo una palabra
única, la única
que al fin y al cabo te pronuncia.
Una palabra, un sol, un astro luminoso ante el que no hay nada si no claridad,
verdad que ocupa todo,
como la luz ocupa todo,
como ella en ti lo ocupa todo,
presencia inagotable,
río, amor,
absoluta unidad concatenada
su luz, su imagen, su mirada.
Amor y nada más que amor, repites,
te copias como un reflejo
con el alma incendiada de flores o de sangre,
-para ti son lo mismo-
con el cuerpo buscando sus brazos, sólo los suyos,
esos en los que ya no hay nada más porque son fin.
Y amar es conocer el fin de todo.