No quedan excusas

Es difícil escribir algo, estos días mucho más, días en los que el paso de las horas se torna pesado y confuso, como si se hubiera de empujar una piedra más grande que nosotros cuesta arriba, a lo Sísifo.
No soy capaz de traer a la luz todo lo que pienso y todo lo que siento dentro de mí. Tengo la certeza de que hacerlo tampoco serviría de mucho, las cosas no cambian por dejar nada escrito, las cosas no cambian directamente por nada que se diga o que se haga en un momento dado, si no que es algo que se amontona con la sucesión de los días, una intención en forma de escalera, que hacia abajo es más sencilla de construir y descender, y hacia arriba tampoco sabes muy bien adónde te conduce, ni siquiera si merece la pena elevarla, pues suele caerse con el primer golpe de viento.
El caso es que mi coche está en el taller.

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