Mi cuerpo
está cansado ya de conocerme,
de darse a conocer,
de ir siempre conmigo a todas partes,
de huir interminable el horizonte
que sólo queda con sí mismo.
Sus extrañas manías, su memoria,
su estar encadenado a la agonía,
a la terbutalina y al café
a la melancolía en cada cosa,
los mismos libros y la misma música
y su morirse poco a poco,
-ama la muerte el cuerpo-
quitándonos el pelo
poniéndonos cara de padre.
Su desbocado corazón nocturno
no sé qué espera de nosotros,
qué ansía
sin dejarnos dormir.
Mas no he venido aquí a escribir
del insomnio
y su podrido halo literario,
he venido a reiterar
la reconciliación
mis ganas de vivir tranquilo,
pese al daño que ambos nos hicimos
pese al daño que ambos nos hacemos.
(El sabor de la vida lo perdemos degustando…)
Me quedo, como siempre, enmudecida por tus palabras.
Me gustaMe gusta
«Su desbocado corazón nocturno
no sé qué espera de nosotros,
qué ansía
sin dejarnos dormir.»
Precioso… 🙂
beso
Me gustaMe gusta
Muy bueno
Me gustaMe gusta