» Si les miente la vida,
se hacen parapetos con poemas»
Hay un extraño secreto en algunas canciones de «El último de la fila», quizás ellos jamás lo sepan ni lo sabrán jamás, a lo mejor ese es el secreto de su infinita grandeza, lo mucho que se volcaron en sus canciones. La verdad y la dimensión humana que encierran y que depositaron, lo cerca que se pusieron de ellas.
En los momentos más duros o dulces de la vida, siempre aparece un verso o una melodía, un toque de guitarra en la memoria que te hace sentir acompañado. De alguna forma les debo a ellos el acoger o el comprender de una manera diferente e íntima todo lo que me ocurre, un yo lírico que a lo largo de los años te habita la mirada, partido entre Andalucía y Madrid, entre los libros de poesía, el desastre y las tardes infinitas de sol en una azotea escuchando a mi abuelo. Los escucho desde niño y aunque siempre he creído comprender las letras, no ha sido un proceso completo de comprensión hasta que el devenir del tiempo me ha empujado por diferentes momentos conmigo mismo o lo que todo el mundo llama destino, y los versos y los acordes se convierten en realidad y la realidad se refleja en las canciones y las canciones en partes de mí mismo, y así van siempre conmigo y yo con ellos.
Fueron muy valientes, estoy seguro de que no sólo han salvado mi vida más de una vez, sino la de mucha gente.