«And fade out, and fade out again,
immerse your soul in love»
T.Yorke
Detente, aunque sólo sea durante cinco minutos, y olvídate de vivir para cumplir objetivos que ni tú mismo te has marcado, sólo cinco minutos. Pregúntate para qué.
Si tratas de mirar a los ojos a tu conciencia, desde dentro, sin espejo, a solas, tan solo con la voz de tu pensamiento es muy probable que acabes por sentir como tú mismo acabas por abandonar tus ideas, tus propios recuerdos, tus sensaciones, lo que creías que era importante, ni una sola de las palabras que utilizas para pensar y comunicarte las has creado tú, te viene dado. Las ilusiones cambian dentro de ti según avanza el tiempo, ¿te has dado alguna vez tiempo para pensar en ti? ¿Has caminado a solas bajo la lluvia alguna vez? ¿Has afrontado el abandono de todo? Por mucho que te aferres, por mucho que trates de hacerlo tuyo se desvanecerá, pues ese es el destino de todo, desaparecer. O a lo mejor te has empeñado en disfrazarte de ti, en tener una manera de hacer las cosas, en sentirte capaz de discernir y juzgar en los demás lo que hacen bien y lo que hacen mal, y eres capaz de dar lecciones, de reprochar. ¿Cuántas fiestas inútiles hacen falta para hacerte pensar que al final dan las luces y se acaba, y sólo queda la suciedad, el vómito en el baño, la soledad de alguien que te necesita de verdad, quizás ya al otro de la vida?
O no eres más que una voluntad infantil y caprichosa, que lleva sus juguetes de un lado a otro de la habitación creyendo que hace algo, alguien que pasa por la vida medio dormido, de forma mediocre, seguro de lo que es el mundo, seguro de lo que lleva en su bolsillo, sin pájaros en la cabeza.
O dime tú qué es lo que hay que hacer, quizás eso sea lo que necesito. Si lo sabes, si sabes decírmelo, es mentira. Te lo prometo.