Todos los que conocen la lengua alemana por primera vez se asombran de que al poner una pequeña partícula delante de un verbo, ya sea una preposición o un prefijo, el sentido semántico, el significado, cambie, si no por completo, sí de una manera bastante visible o asombrosa. No quiero detenerme a poner numerosos ejemplos, baste el verbo stehen que significa en su origen estar de pie, o estar presente, y que puede transformarse en verstehen (entender), vorstehen (gobernar, estar al frente), umstehen (rodear), bestehen (aprobar, salir bien, insistir, estar compuesto de), anstehen (hacer cola), beistehen (apoyar), aufstehen (levantarse de la cama), auferstehen (resucitar)…
A primera vista puede resultar laberíntico, con el tiempo se comprende el sentido de cada partícula y de una manera casi conmovedora, el verdadero sentido de las palabras. Quizás por eso el alemán sea la lengua que mejores filósofos ha parido, aunque eso es otro tema del que no vengo a escribir ahora.
Trasladando ese sentimiento de sorpresa que yo como alumno tuve, y he podido sufrir en mis propias carnes intelectivas como docente, al castellano, me he dado cuenta de que se produce el mismo proceso, aunque de una manera más silenciosa y soterrada.
Tampoco quiero detenerme (de y tenerse) en poner infinitos ejemplos, sobre con el motivo que hizo iluminarse en mi cabeza la idea, si es que las ideas se iluminan antes de dormirse, sea suficiente, decía, con un ramillete de ejemplos. Para muestra un botón que dicen en las novelas de Galdós.
El verbo vivir, hermoso verbo al que se pueden aplicar prefijos, o partículas semánticas modificadoras, o vete tú a saber el nombre que le quieran poner los lingüistas, que no todo son prefijos a los criterios de cada uno y sus cadaunadas, da lugar a: Convivir, revivir, malvivir, pervivir, desvivirse, sinvivir, y verbos derivados a otras conjugaciones como avivar, reavivar…
Está claro que «con-» proviene de la preposición de compañía o simultaneidad de un acto, y que «re-» proviene del latín como partícula reiterativa de una acción, lo mismo ocurre con «per-» como partícula que se suspende en el tiempo eternamente, si no, pensad en todos los verbos que empiecen con «per-«, y notad como se eternizan sus acciones. Lo que pervive, vive siempre o eternamente suspendido en su acción de vivir.
Me hace mucha gracia la palabra «persona», literalmente es sustancia o lo que queráis llamar, objeto, cuerpo, que siempre suena o quizás, y más acertadamente por siempre una unidad, persé y uno. Creo recordar que en el origen etimológico de la palabra está la palabra máscara, lo que llevaba siempre un mismo actor de teatro en la cara era la persona.
Jugando con estas partículas se podrían crear nuevas palabras, neologismos (que es lo mismo que nuevas palabras pero suena técnico, logos es palabra en griego y neo, es nuevo). Decía que jugando podemos dar lugar a palabras tipo: Conmorir, permorir y su sustantivo derivado que sería permuerto, permorencia en lugar de pervivencia, desmorirse que sería no hacer ni caso a alguna cosa, me desmuero por ayudar a los demás, esto es, no ayudo ni al polvo. Remorir, que sería morir dos veces, aunque ya existe remuerto, que es la constatación obvia de una cadaver, está remuerto dicen en latinoamérica.
Dejemos volar un poco más la imaginación, que es dar imagen los pensamientos:
Habría palabras que no existen pero deberían existir como peramar, te peramo, que sería «te quiero eternamente», los peramantes (no de Teruel), mi peramada (sin referirse a la fruta por supuesto, todo junto escrito) sería la mujer que peramaremos (esto es que queramos por siempre).
Si existe sin embargo desamor… Amar y querer… ¿Requerer? Aunque requerer tuvo que cambiar de conjugación para significar requerir, y no tiene nada que ver a simple vista con querer, requisito, sería algo que queremos dos veces.
Conquerer, mis hermanos y yo nos conqueremos mucho unos a otros.
¿Y mover? Conmover existe, remover… ¿Y desmover? Sería dejar quieto algo. Y permover, sería algo parecido a lo que hace el universo según los científicos, el universo se permueve.
Los sufijos son tema de otro día…
La conclusiones suelen ser cosas que sólo sirven a los científicos o a los idiotas… No quiero escribir una conclusión, sólo ser consciente de qué sabias son las palabras al designar (quitar los signos) a las cosas y la verdad que esconden, qué pena para el hombre que no exista el verbo Peramarse y sí las cadenas perpetuas, y que exista perder y pérdida, y me queda la duda de si perfecto es hecho para siempre, o es sólo la ilusión de un prefijo (un antepuesto).
Os persaludo a todos los que leéis estas esquizofrenias (esquizo=división y frenia=mente), esto es, diagnóstico que se refiere a un grupo de trastornos mentales crónicos y graves, en personas con alteraciones en la percepción o la expresión de la realidad.
Uno no sabe cómo va a ver el mundo mañana, ni lo que pensará… Y PERdonadme, (dar para siempre), pero lo mío es grave.
Muy buen artículo!! gracias
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