«Denn sie, die uns das himmlische Feuer leihn,
Die Götter schenken heiliges Leid uns auch,
Drum bleibe dies. Ein Sohn der Erde
Schein’ ich; zu lieben gemacht, zu leiden.»
Hölderlin
De nada sirve pensar en detener el paso del tiempo, y querer regresar a los inicios, para hacer todo bien desde el principio. Es un síntoma inequívoco de que nos habremos equivocado, y de que normalmente en esa voluntad de regreso, se esconde nuestra propia culpa.
La vida nos empuja siempre hacia delante como una pared invisible, de poco sirve tener la vista puesta en lo que hemos dejado atrás, en lo felices que éramos, y en lo bonito de aquellos días que ahora son la parte de abajo y el fondo del reloj de arena. No se puede vivir mirando la arena caer.
Es difícil, pero hay que vivir el presente, para disfrutar de él en un futuro.
Nadie nos enseña a afrontar en el fondo todas nuestras dudas, y al final nuestras decisiones y nuestros caminos andados son solamente los nuestros. No sirve de nada culpar al hado, al destino, a los demás de nuestra mala suerte, y de nuestros problemas.
La mejor manera de arreglar las cosas es no estropeándolas.
Y la mejor manera de comenzar por última vez de nuevo, quizás por primera en el fondo, es tratar de comprender que lo que no se puede perder, es lo único que nos queda en esta vida.