Una explicación

Quiero pedir disculpas a los lectores del blog, los más preciados, porque son voluntarios y son los que tengo y me gusta cuidarlos. Os tutearé. Os debo una explicación a la inactividad que se avecina, calculo que me llevará un par de semanas. 
He recibido hace poco la respuesta de una editorial que se ha interesado por  el manuscrito de una de mis novelas, primero hube de mandar una propuesta -sinopsis, personajes y demás- junto a los tres primeros capítulos para su valoración.
Cuando había perdido toda esperanza de que me respondieran, pasados unos tres meses, he recibido un correo en el que me invitan a mandar el resto de la novela para valorar su posible publicación. Antes de hacerlo, quiero darle un último repaso: releerla desde fuera, corregir las más que posibles erratas y las fallas de estilo, es decir, adecentarla lo máximo posible. Como dijo Goethe: Wie das Gestirn/ohne hast,/aber ohne rast… 
Es un texto cuyo origen data del año 2010, pese a que la idea germinal proviene de la lectura de una noticia en un periódico local de mala encuadernación y peor impresión, haciendo tiempo en una peluquería, y un acontecimiento del que fui testigo unos años atrás, vi como un hombre se arrojó desde lo más alto de un edificio de unas diez plantas, mientras yo conducía. Su consecución me ha llevado algo más de dos años y medio, durante todo ese tiempo he aprendido un par de cosas sobre el hecho de componer una novela. La primera es el respeto a la inteligencia del lector, la segunda también. Al lector no le importa si de una página a otra han pasado tres meses en tu vida, cuatro casas, dos países y diecisiete trabajos. El lector te tiende la mano, te pregunta los porqués y no espera de ti una respuesta cualquiera, no espera ni siquiera una respuesta, espera una explicación, te está dando su tiempo, su imaginación, sus recuerdos, sus pensamientos, sus noches, las buenas, las mejores y las peores. Lo quiere todo y lo quiere ahora, palabra por palabra, poco a poco o mucho a mucho, desnudo e indefenso, armado hasta los dientes. Hay que tratar de estar a la altura, ofrecerle un texto decente, limpio, atento con él, del mismo modo que no salimos en pijama y pantuflas a la calle, el que quiera nuestra intimidad que se la gane, o del mismo modo que no se comen las cosas directamente de la sartén, sino que se sirven con una voluntad estética, con guarnición, con entremeses, con un buen vino y un buen postre. Tú compones la canción, te sientas al piano, pero es él, es el lector quien canta tus palabras, sin él no hay nada, aunque te cueste creerlo. No es tu voz, es su voz en tus palabras, que son suyas. La escritura es entrega, servicio y no dictado, partitura frente al director y la orquesta. 
Parafraseando a Bono: two shots of happy, one shot of sad. Todas las cosas buenas o que pretendan serlo, tienen un lado negativo; os dejo unos días, pero es por una buena causa o a mí me lo parece.

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