Por esta vez

«Sometimes they will leave you here behind, tonight,
the sun shines forever in your skies now, tonight»
Som Wardner
No te lo van a quitar jamás porque ni empieza ni acaba en ti, es algo que te empuja a través de todo, un eco anterior en el que vuelas y cuanto más avanzas dejando todo atrás, más conoces la lejanía de la que provienes, y recuerda, nadie, absolutamente nadie te lo puede arrebatar, va contigo donde quiera que vayas.
No sabes el porqué, nació en ti involuntariamente, iba en tu sangre como un espejo, brotó conjurado en tu espíritu.
Ian Curtis escribía a tu lado Shadowplay encontrando la verdad en la esquina de una habitación sin ventana, Kafka decía que todo era fantasía mirándote a los ojos, incluso tu afecto más profundo, Séneca escribía tu nombre y el de todos los que quedan por venir, esos que ya amas porque guardan una misma ternura en su mirada y belleza en sus pensamientos, en las cartas a Lucilio. Todos somos Lucilio. ¿Todos? Sí, ¡todos! Al menos créelo por esta vez, pronuncia un nosotros donde quepas tú también.
Ayer sentiste vergüenza y angustia al leer a los columnistas de siempre criticarlo todo porque sí, desde su condición de sabiondos con derecho a veneración de masas, sólo porque están ahí, y tú piensas en Mayakovski gritando «¡glorificadme!» y «¡libros!» a través de un megáfono vanguardista, y en Cervantes muriéndose de hambre, ¡Cervantes! y en Bécquer durmiendo en un banco de un parque de Madrid a la luz rasa de las estrellas, a los que sólo alguien como él podría haber dado nombre, él estaba lo suficientemente loco para soportar la verdad.
Haz caso a Proust, no vuelvas a leer los periódicos o al menos no a sus columnistas, habiendo tantas cosas hermosas e increíbles, novelas y poemas que leer. Yeats, Celan, Rilke, Cernuda, Vallejo, Stifter, Valente, Wolf, Bukowksi… ¿No son ellos tu familia? O hazle caso a ella ¡ella y sus palabras cerca de ti!, y lee Orlando el furioso, e imagina como pudo ser el mundo y las ideas en otros mundos, en otro tiempo, y como no somos nada los unos sin los otros, los otros sin los unos.
Por esta vez, mira tus alas orgulloso de que el resto siquiera pueda sospechar que están ahí, y vuela, vuela con Pink Floyd, con Porcupine Tree, con My Vitriol de fondo, vuela hacia el norte, no existía el norte, sólo el albatros que volaba hacia el norte.
Déjate ir. Si nada tiene sentido, pregúntate por qué late todavía tu corazón…
Están todos aquí, al menos esta noche, al menos una vez para siempre.