Gone

No se trata de empezar de nuevo, no se trata de olvidar, ni siquiera de encontrar las palabras para explicarlo, tampoco de hallar una lógica razonada que induzca a comprensión.

No sirve de nada hacerse preguntas que ya tienen respuesta.
Tampoco sirve saber la respuesta, ni pensar cuándo empezamos a equivocarnos, quizás no nos equivocamos nunca, quizás nos equivocamos siempre, quizás nada haya sido un error, quizás todo lo fuera desde el principio.
Es mejor no sacar conclusiones de nada, ni siquiera pensar, sólo dejar que atraviese la incertidumbre nuestro cuerpo, hasta que veamos cómo se marcha o hasta que comprendamos a asumirla como una sombra dentro de los ojos, de la que nadie puede sospechar, y de la que no hay siquiera una palabra humana que pueda describirla.
Lo cierto, lo realmente cierto, es que no es fácil y quizás por eso necesitamos que se torne divertido.

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