Redacción voluntaria de un alumno suspenso sobre el tiempo
El tiempo abre grietas en todas las cosas, levanta a las flores para luego secarlas lentamente.
Es una fuerza invisible que empuja todo, y en ese todo vamos cada uno de nosotros, insignificantes como una gota de mar, valiosos como la luz de una estrella.
El espacio que hay entre un latido y otro, la distancia entre la vida y la muerte, y a veces el amor.
Es como un tren que sale, sin importarle quien vaya dentro, no tiene compasión, no espera. Sólo parte, ¿partió hace mucho tiempo el tiempo?
¿Y si no existiera el tiempo? Si sólo fuera una dirección en la que avanza la luz. Puedes contar los años, pero hay años que se nos hacen larguísimos, y años muy breves.
Si hiciéramos un calendario hecho de abrazos en lugar de días, si olvidásemos alguna vez las cifras, si nos diésemos cuenta que al final, al final de todos los calendarios del mundo está nuestra desaparición.
Pero no, tiempo, dinero, trabajo en lugar de amor, el amor nunca, calendarios, arrancar las hojas.
Todo esto porque he soñado que se acababa el tiempo, el tiempo en sí, dejaba de existir como magnitud.
Me pregunto quién nos ha convencido para vivir de la forma en que lo hacemos.
Dios guarde por muchos años a todos los locos de este mundo, en especial a los borrachos, y a la gente de mal vivir, al menos ellos nos dan una referencia más real que cualquier reloj de dónde se encuentra el mundo.
Que profesor tan estúpido y que redacción tan maravillosa.
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