Acabo de terminar de leer un artículo de la prensa alemana en el que afirman que la sociedad está muchísimo más dispuesta, es un hecho constatable con datos, a pagar más por un coche y su mantenimiento, que por el cuidado de las personas mayores en las residencias de ancianos y, por tanto, ello va en detrimento del sueldo del personal encargado de los cuidados y de los propios cuidados. Esto viene a decir que nos importan, como sociedad, más los coches que las personas. El mercado es un reflejo de lo que somos. Cada vez entiendo más lo que dijo Jesús del ojo de la aguja y la probabilidad de que un camello pasara por él.
El criterio de la utilidad se impone al de la dignidad: un coche sirve para muchísimas más cosas que cualquier anciano y, además, es un distintivo, una insignia social, la proyección material de un estilo de vida. Un coche te lleva y te trae del trabajo, es útil como medio de ahorro a la hora de hacer la compra semanal a las afueras, te ofrece libertad e independencia para viajar, ofrece una salida en caso de emergencia o de catástrofe. Un anciano no te lleva y te trae del trabajo, no es útil como medio de ahorro a la hora de hacer la compra semanal a las afueras, no te ofrece libertad ni independencia para viajar, es un lastre en caso de emergencia. Es todo gasto y dedicación. Falta tiempo, siempre falta tiempo y el mercado lo sabe.
Los ancianos solo dan problemas o conversación, el coche da también problemas -dentro de poco dará conversación- pero sus averías se arreglan con dinero a los pocos días, luego vuelve a ser productivo, útil, rinde. Y si no, pues al desguace.
Al desguace es donde deberíamos ir a poner flores a nuestros enseres queridos.
Muy buen post!! y por desgracia la realidad. Deshumanización avanza junto con el consumismo. Sin más. Besos !!
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Gracias, MJ. Solemos utilizar el adjetivo «humano» como si fuera algo muy positivo, a mí lo «humano» me da pavor.
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si da miedo, es cierto
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Una sociedad que no respeta a sus mayores no respeta el pasado. No puedo estar mas de acuerdo con vos. De igual forma sostengo que el maltrato hacia los jubilados, es decir, los aumentos de la edad de jubilación y las paupérrimas pensiones que obtienen después de una vida de trabajo son factores que influyen negativamente en el trabajador moderno. Alguna vez escribí sobre esta cuestión analizándolo desde el sistema de pensión Argentino y la relación que hay entre este y el trabajo en negro. Buen post!
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Muchas gracias por el apunte, Aliweboaghe. Una sociedad que no respeta la dignidad de sus mayores, se desprecia a sí misma. Todo es cuestión de tiempo.
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Un placer encontrar gente con actitud crítica frente a la realidad. Un saludo!
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Triste realidad que nos pasa desapercibida, hasta que alguien, en este caso tú, nos pone un artículo como este ante nuestros ojos. Probablemente nos impacte el momento de leerlo y en breves minutos se nos olvide, porque así vamos por la vida. Si tan solo una persona, al leerlo, toma conciencia de las verdaderas prioridades, habrá merecido la pena. Lo reblogueo en mi blog. Besos Fer.
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Muchísimas gracias, Elia por rebloguearlo. Eso que has escrito de una sola persona, lo pienso siempre al sentarme a escribir. Un abrazo muy fuerte.
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Reblogueó esto en Donde están las luces…y comentado:
Para reflexionar…
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Triste pero cierto, como si no estuviera claro que los ancianos de hoy fueron los jóvenes ayer y que esta historia se repite.
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Hay cosas incomprensibles, Ana. Pero la frialdad de los datos a veces dice mucho de lo que, como sociedad, nos importa. Un saludo y gracias por el comentario.
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