Cuando me asomo al mundo, desde lejos,
trenzando a la distancia mi mirada
y mis recuerdos.
Cuando ya no hay nada
más que un montón de abiertos sobres viejos.
Cuando en el fondo todos los espejos
son de una juventud abandonada
y de silencio
y propia voz callada
hecha de olvido y pálidos reflejos.
Cuando de muerte, a punto de haber sido,
se me llenan las manos de tristeza
como quien toma a sí un recién nacido.
Me aferro a tu presencia,
a tu belleza hecha de noche y sombra.
E(n)ternecido,
soy la suma de fines que en ti empieza.
Tengo ganas de hablar contigo,Fer…
Como siempre,un placer leerte.
Te dejo un abrazo muy fuerte.
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Estupendo, muy bueno!
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Ya era hora, nos tienes a pan y agua. Por las alamedas once again.
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Cuando quieras Jorge, ya sabes dónde me puedes encontrar. Otro abrazo para ti.
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Gracias por pasarte a leer Rafa y por la generosidad perpetua de tus comentarios.
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Gracias Álex. La verdad es que soy un inconstante -más allá de la muerte-.
🙂
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Gracias a ti por escribir, de veras.
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Te quiero Fer!
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